domingo, 26 de octubre de 2008

Petrer

  • Castillo de Petrel

NOMBRE: Castillo de Petrer
nº de Identificación: --
MUNICIPIO: PETRER
ALTITUD: 460 m s.n.m.
COMARCA: MEDIO VINALOPÓ
EMPLAZAMIENTO: Cerro Testigo
TIPOLOGIA: Castillo Medieval Militar
CLASIFICACION CULTURAL: Islámico almohade – Bajomedieval
ESTADO DE CONSERVACION: Bueno – Restaurado
DATOS HISTORICOS: Se describen a continuación
FOTO: Cortesía del Excm. Ajuntament de Petrer.


BIBLIOGRAFIA:
Azuar Ruiz, R. (1981): Castellología Medieval Alicantina: Área Meridional, Instituto de Estudios Alicantinos, 12, Alicante.
Navarro Poveda, C. (1993): Graffitis y signos lapidarios del castillo de La Mola (Novelda) y del castillo de Petrer, Ayuntamiento de Novelda.
Navarro Poveda, C. (2001): “Castillo de Petrer” en Segura Herrero, G. y Simón García, J.L., Castillos y torres en el Vinalopó, Col.lecció l’Algoleja, 4; Centre d’Estudis Locals del Vinalopó, Petrer, pp. 125-132.

SITUACION: El Castillo de Petrer se encuentra en el núcleo urbano, junto a la autovía A-31, entre los términos municipales de Sax, Elda y Novelda. El mismo es fácilmente visible desde la autovía, ya que ésta lo bordea, y se alza sobre la cima de un pequeño montículo que domina el centro histórico de la población. Desde el castillo se tiene una privilegiada vista del valle medio del Vinalopó, pudiéndose observar los castillos y poblaciones de Sax, Elda, Monóvar y La Mola de Novelda.

ACCESO: El acceso a la fortaleza se realiza a pie aunque excepcionalmente se puede acceder con vehículo. En este último caso se puede llegar justo hasta la puerta del castillo subiendo por la parte del barrio de Hispanoamérica, mientras que a pie se accede callejeando desde la zona de la Plaça de Baix, donde está el Ayuntamiento, la Iglesia Parroquial y el Museo Arqueológico y Etnológico “Dámaso Navarro” por las calles de marcado trazado medieval.

La visita al castillo es guiada, por lo que es necesario ponerse en contacto con el personal del Museo Municipal (966 98 94 00 – ext. 57).

RESTOS: Su planta tiene forma poligonal adaptada al relieve geográfico. Es una fortificación formada por dos recintos: el inferior que queda delimitado por un lienzo de tapial sobre zócalo de mampostería con el refuerzo de tres cubos, uno semicircular y dos cuadrangulares conservados parcialmente, a excepción del cuadrangular ubicado en la parte central del lienzo que corre por la vertiente Sur de la loma, cuya base fue reforzada con sillería en el siglo XIV, en época bajomedieval cristiana.
Salvando un desnivel de unos cinco metros se asciende al segundo recinto amurallado que es la alcazaba propiamente dicha. De planta poligonal su factura es de mampostería y sillería encadenada en las esquinas, su ingreso principal en altura se sitúa al mediodía, defendido por un balcón amatacanado. En el lado Norte del castillo se localiza una poterna con vano de medio punto como el de la puerta principal.
En el interior, a la izquierda del ingreso, se sitúa una gran sala con bóveda de medio cañón de mampostería, iluminada por tres aspilleras, dos en el flanco Sur y una en el Noroeste. Al Noreste se levanta la torre de planta cuadrangular de fábrica de tapial, con tres niveles de altura sin comunicación directa entre ellas. La sala inferior abovedada era el antiguo aljibe, con la reforma realizada en el siglo XIV se abre un ingreso por la parte del mediodía, pasando a ser utilizada como recinto carcelario, conservándose todavía los grafitos dejados por los individuos allí encerrados.
El acceso a las plantas superiores se realiza por el lado noroeste y por una escalera volada al exterior, estando su remate almenado.
En la parte central de la explanada del castillo las excavaciones arqueológicas permitieron sacar a la luz un conjunto de once habitaciones perfectamente delimitadas por estructuras murarias, con vanos y puertas, con espacios abiertos de distribución.
Se identificaron dos niveles culturales, el inferior islámico con una cronología entre mediados del siglo XII, primera mitad del XIII, con un registro de material cerámico como ataifores, candiles, marmitas, jarras pintadas en manganeso, tinajas estampilladas, dados y amuletos, entre otros objetos de bronce. El nivel superior se asocia al periodo bajomedieval cristiano, al que corresponden la mayor parte de las estructuras domésticas aparecidas así como un conjunto importante de material cerámico, numismático, metálico y faunístico. Ajuar cerámico, como escudillas con decoración en reflejo metálico, en verde y morado de Paterna, jarritas con decoración geométrica en manganeso, ollas y cazuelas vidriadas en tono melado, tinajas con decoración de bandas en relieve, entre otras piezas de cerámica común y de cocina, que por sus características morfológicas y tipológicas nos sitúan en un periodo cronológico que abarcaría entres finales del siglo XIII y el siglo XVI

HISTORIA: No conocemos la fecha exacta de la conquista del castillo pero sabemos que el 20 de agosto de 1258, Alfonso X, instituye un mayorazgo a favor de García Jofré de Loaysa, hijo de Jofré de Loaysa a quien el rey castellano había dado Petrer con sus tierras y castillo, desplazando a la población sarracena a la medina situada a los pies de la fortaleza.
La familia Loaysa, de origen francés, estaba vinculada a la corona aragonesa a través del monarca Jaime I, de quien habían recibido varias donaciones territoriales en el reino de Valencia, pero al contraer matrimonio doña Violante con el infante don Alfonso, Jofre de Loaysa y su esposa Jacometa pasan al servicio del futuro rey castellano. La lealtad mostrada por Jofré y sus descendientes hacia la monarquía castellana fue recompensada con la concesión de tierras y castillos tanto en Petrer como en Jumilla, Murcia, Cartagena y Sevilla, ocupando cargos de la más alta consideración palaciega como era el de gran privado y copero mayor del rey Alfonso X, siendo su hijo García Jofré de Loaysa nombrado Adelantado Mayor del Reino de Murcia, concediéndole en señorío haciendas y casas en la huerta murciana, conservando en heredad la baronía de Petrer hasta las primeras décadas del siglo XV.
La situación estratégica del castillo, dominando todo el valle de Elda, es un elemento fundamental para que la fortaleza sea habitada tras la conquista cristiana, por el alcaide y por una pequeña guarnición, controlando tanto las vías de comunicación como a la población mudéjar, a la que se le reconocía el derecho a usar su lengua, su religión, usos y costumbres propias de su comunidad, sin embargo la nueva ordenación territorial les deja sin la posesión de la tierra que ahora cultivarán en régimen de vasallaje.
El evidente malestar de la población sarracena de Petrer en los años siguientes de la conquista se ve materializada en la ocupación de la fortaleza en 1264, uniéndose al levantamiento general protagonizado por los sarracenos del reino de Murcia. El hecho de la pronta ocupación del recinto fortificado, nos hace pensar que el castillo estaba falto de defensas y que su guarnición y población cristiana sería poco numerosa.
Dueños nuevamente los sarracenos del castillo, eran conscientes de sus escasos recursos defensivos para poder enfrentarse al ejercito de Jaime I, formado por caballeros de las órdenes militares, ballesteros y máquinas de guerra, por ello optaron por la rendición pactada con la finalidad de evitar que se tomasen represalias contra la población sublevada, al mismo tiempo que conseguir la promesa de poder continuar con sus prácticas religiosas, usos y costumbres. Peticiones que fueron atendidas por Jaime I, pues el monarca aragonés no había entrado en tierras castellanas en campaña de conquista propia, sino atendiendo la petición de ayuda de su yerno Alfonso X, ocupado en esos momentos en tierras sevillanas, por consiguiente el castillo y tierras de Petrer eran devueltas a la corona castellana volviendo de nuevo a Jofré de Loaysa.
La conquista y pacificación del reino de Murcia, lograda por Jaime I, dejó descontenta tanto a la nobleza aragonesa al no verse beneficiada en el reparto de tierras, como a la población cristiana que consideraba excesivo el reconocimiento dado a los sarracenos, pero ello era debido esencialmente al importante contingente de población mudéjar existente en el Vinalopó. Por tal motivo, Jaime I aconsejaba a su homónimo castellano que no demorase la consolidación de algunas fortalezas asignándoles una buena guarnición, aunque la repoblación era lo más aconsejable, es decir, favorecer a través de donaciones el asentamiento estable de población cristiana para contrarrestar el peso de la población sarracena en permanente contacto con el reino nazarí de Granada.
Sin embargo, la tranquilidad duró poco, en Castilla el infante Sancho se rebela contra sus sobrinos los infantes de la Cerda, defendiendo su derecho al trono, viéndose implicado el reino murciano plenamente en la disputa al ofrecer éstos a Jaime II, las tierras del antiguo reino de Murcia a cambio de su ayuda y reconocimiento como herederos del reino de Castilla.
Por este motivo en 1296 las tierras meridionales de la actual provincia alicantina se ven nuevamente ocupadas por las huestes aragonesas. Tras la costosa toma del castillo de Alicante, se cercó la ciudad de Elche, mientras otra parte del ejercito ocupaba los castillos y tierras fronterizas de los valles del Vinalopó como eran Villena, Petrer, Elda, La Mola, Aspe, Crevillente, etc. En agosto de 1296 Jaime II se había apoderado de Murcia, aunque no todos los tenentes y señores de los castillos le habían reconocido en vasallaje. Concretamente, Juan García de Loaysa, señor del castillo de Petrer, recibe numerosas misivas firmadas por Jaime II, instándole a que le reconozca como su señor natural, con la amenaza de confiscarle todos su bienes. Finalmente el 4 de junio de 1296, Jaime II confirma a Juan García de Loaysa la posesión de Petrer, sus tierras y castillo, tal y como habían hecho sus antepasados.
Tras la firma del Tratado de Torrellas (1304), y posterior Pacto de Elche (1305), la línea de frontera entre la Corona de Aragón y la Corona de Castilla queda definitivamente marcada, quedando territorialmente configurado el reino de Valencia en los límites prácticamente actuales.

Será en estas primeras décadas del siglo XIV, cuando en el castillo se realizan una serie de obras importantes destinadas a reforzar sus maltrechos muros, reforzándose la sillería el cubo cuadrangular del lienzo de su vertiente sur, al igual que parte de los muros del recinto superior de la fortaleza con los matacanes y la poterna. Junto al alcaide permanecerá en el castillo una pequeña guarnición provista de armaduras, lanzas, ballestas y proyectiles de piedra, elementos aunque fragmentados han sido encontrados en las excavaciones de la explanada del recinto fortificado, que serían utilizados en la defensa del castillo. No olvidemos que este territorio quedaba casi en la línea de frontera entre los dos reinos cristianos, quedando muy próximo a la frontera nazarí de Granada.

No se llegó a un enfrentamiento directo con Granada pero sí volvieron las hostilidades entre las monarquías cristianas, siendo estas tierras nuevamente azotadas en el transcurso de la guerra denominada de los Dos Pedros (1356-1366), entre Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón. Recordemos que fue Castilla la que a mediados del siglo XIII conquistó el reino musulmán de Murcia y que el territorio comprendido en el valle medio del Vinalopó, por la Sentencia de Torrellas de 1304, pasó a la Corona de Aragón, por ello no debe sorprendernos que los reyes castellanos intentaran recuperar estas tierras que le daban salida al litoral mediterráneo en la primera oportunidad que se les presentaba. A su favor tenían que contaban con el beneplácito de amistad de algunos señores como era el caso de Petrer que pertenecía a la familia Loaysa, siempre dispuesta a apoyar a la monarquía castellana, en vano de ella había recibido importantes donadíos.

Las intrigas de la nobleza tampoco eran ajenas a este conflicto, al declararse el infante Fernando de Aragón, señor de Elda, Novelda, La Mola y Aspe, partidario de Pedro I denominado el Cruel, desde el corredor del Vinalopó salen jinetes, lanceros y ballesteros en cabalgadas hacia Biar, Jijona, Monóvar y Jumilla. La firma de una tregua entre los dos monarcas en 1357, propicia el acercamiento del infante don Fernando al rey aragonés. Pedro IV le aseguraba la posesión de sus tierras y bienes mientras que éste le juraba fidelidad y vasallaje. Nuevamente los castillos y tierras del Vinalopó entraban en la órbita de Aragón a excepción de la importante fortaleza de Petrer, de ahí que Pedro IV el 10 de mayo de 1358, se dirija a través del infante don Fernando a García Jofre de Loaysa pidiéndole su no intervención a favor del rey de Castilla, a cambio le respetaría sus bienes, pero García Jofre no aceptó la misiva por lo que el Ceremonioso en los primeros días del mes de enero, ordenó al señor de Orihuela que atacase y tomase el castillo de Petrer.
Corría el rumor de un nuevo ataque castellano y con ese fin a mediados de abril de 1359 llegaron al castillo de Petrer cien hombres a caballo al mando de García Jofre de Loaysa, pero a decir de los investigadores documentalistas, sin saber la causa a los pocos días éste se presentaba ante el infante don Fernando prestándole juramento de fidelidad y poniendo su ejercito al servicio de Aragón en contra del rey de Castilla.
El 4 de mayo de 1359 Pedro IV, ratifica los capítulos signados entre el infante don Fernando y García Jofre de Loaysa reconociéndose vasallo del rey de Aragón. Sin duda para Pedro IV era importante que Petrer dejara de ser feudo castellano, ya que estratégicamente este castillo era la pieza clave para el control y defensa del corredor del Vinalopó.
La importancia estratégica del recinto fortificado de Petrer queda nuevamente evidenciada cuando en junio de 1362 se ordena a don Alfonso, primer conde de Denia, se haga responsable de mandar quince ballesteros al castillo, para evitar que éste cayera en manos enemigas.
Junto al acopio de armamento como eran arcos, ballestas, lanzas y escudos también se aprovisiona el castillo de viandas en previsión de un ataque o asedio, se almacenaba sal, vinagre, queso, habas, guisantes, tocino, cerdo salado y tripa de buey entre otros productos que componían la comida básica de la población en la baja Edad Media.
A pesar de la firma de Paz de Murviedro en 1363, no finalizan los enfrentamientos entre los dos reinos cristianos, pues del descontento del infante don Fernando y sus nuevas intrigas que desembocan en su propio asesinato con el beneplácito de su hermano el Ceremonioso, es aprovechado por el rey castellano para entrar nuevamente con sus tropas en el Vinalopó.
Probablemente el cansancio de los alcaides y bailes de los castillos y poblaciones de Petrer, Elda y Aspe, ante los continuos cambios de sus señores territoriales, fuera la causa de que se rindieran estas plazas a Pedro I de Castilla, evitando así una nueva lucha, quedando nuevamente todo el territorio del sur del reino valenciano, a excepción de Orihuela, controlado militarmente por las tropas castellanas. Pero la llegada de tropas mercenarias en ayuda del rey aragonés y las intrigas en la corte castellana que llegan a destituir e incluso a asesinar a Pedro I en favor de Enrique II de Trastámara, propicia que todo el territorio sur valenciano vuelva definitivamente a quedar bajo la soberanía aragonesa.
Normalizadas las relaciones entre ambas coronas. García Jofré de Loaysa es confirmado como señor de la baronía de Petrer, mientras que los valles de Elda y Novelda con el castillo de La Mola son dados al noble bretón Bertrand Dugesclin.
A modo de conclusión, la situación estratégica del castillo de Petrer le ha configurado a través del tiempo un papel importante en el control y defensa de la vía de comunicación y línea de frontera entre los reinos cristianos de Aragón y Castilla. En los años inmediatos a la conquista cristiana, Petrer, sus tierras y castillo fueron entregados en tenencia a Jofré de Loaysa instituyéndose, prontamente, en 1258 un mayorazgo a favor de su hijo García Jofre de Loaysa, manteniéndose, a pesar de todas las vicisitudes y convulsiones políticas de los siglos XIII y XIV, bajo el señorío de ésta familia hasta que en las primeras décadas del siglo XV, la baronía de Petrer pasa a la corona aragonesa al no tener descendencia directa Leonor de Loaysa casada con Juan de Rocafull.
En 1431, Ximén Pérez de Corella, futuro conde de Cocentaina compra a doña Violante, mujer de Juan II, las tierras y el castillo de Petrer, quien ya poseía Elda y Aspe. Bajo los condes de Cocentaina el castillo de Petrer sufre una importante reforma, el área doméstica del primer recinto es abandonada, mientras que en interior de la alcazaba se reforman algunas de sus dependencias, se construye una capilla dedicada a Santa Catalina, un aljibe y se adecua la sala inferior de la torre cuadrada para hacer la función de mazmorra, recinto carcelario que todavía conserva en sus deterioradas paredes los grafitos dejados por los prisioneros allí encerrados, algunos de ellos moriscos.
En definitiva, la formación y consolidación de nuevos señoríos durante el XV configura una nueva estructuración territorial que lleva a determinar nuevas funciones para las fortalezas que jalonan el Vinalopó, unas se transforman en castillos señoriales al ser residencia habitual sus señores feudales, otros como es el caso de Petrer sin perder su función estratégica al dominar todo el valle medio del Vinalopó, alberga al alcaide junto a unos cuantos guardianes, quedando unas estancias destinadas al señor territorial, que será primero el conde de Cocentaina y a partir del siglo XVI el conde de Elda.
A partir de finales del siglo XV, principios de XVI, el castillo prácticamente ha perdido su principal función de control de la población morisca asentada en las faldas del castillo, por lo que es abandonado, aunque nominalmente todavía en el siglo XVII, se nombren alcaides para la custodia del mismo.
En el siglo XVIII, durante la Guerra de Sucesión, el castillo dio albergue al ejercito francés, Petrer junto con otras poblaciones de la Hoya de Castalla apoyó a Felipe V, quien le concedió el título de Muy Leal y Fiel Villa.
El conde de Cervellón, heredero de las posesiones del conde de Elda, mantuvo el señoría de Petrer hasta el siglo XIX, en que fue decretado la abolición de los señoríos por las Cortes de Cádiz.
Con posterioridad la fortaleza pasó al obispado de Orihuela, organismo que cedió la propiedad al Ayuntamiento de Petrer, en 1968. A partir de 1974 se inician las sucesivas fases de restauración, acabadas diez años más tarde. En febrero de 1983 el castillo fue declarado Monumento Histórico Artístico de Interés Nacional. Con todo ello se recuperaba un elemento histórico patrimonial de primer orden para deleite y disfrute de la población.

CURIOSIDADES: La parte inferior de la torre del castillo fue en su origen un aljibe para proveer del agua de lluvia a los vigías musulmanes, pero en el siglo XV este aljibe se transformó en un calabozo donde los prisioneros cristianos y moriscos realizaban sus grabados y dibujos en las paredes. Éstos son de temática religiosa, cinegética, geométrica y epigráfica, con una cronología que arranca en el siglo XV y perdura hasta el siglo XVI, aunque también hay escritos e incisiones de principios del siglo XX. Estos grafitos se han restaurado y conservado in situ en la intervención patrimonial llevada a cabo en el año 2008.
En torno al 18 de noviembre se celebra en el castillo y su explanada el acto teatral de “La Rendició”, obra escrita por Francisco Máñez que conmemora la toma del Castillo de Petrer por las tropas de Jaime I el Conquistador en 1265.
  • Els Castellarets

NOMBRE: Els Castellarets
nº de Identificación: --
MUNICIPIO: PETRER
ALTITUD: 851 m s.n.m.
COMARCA: MEDIO VINALOPÓ
EMPLAZAMIENTO: Montaña
TIPOLOGIA: Poblado
CLASIFICACION CULTURAL: Islámico Califal
ESTADO DE CONSERVACION: Malo – Apenas se aprecian muros en superficie.
DATOS HISTORICOS: Se describen a continuación.
FOTO: Cortesía del Excm. Ajuntament de Petrer.

BIBLIOGRAFIA:
Azuar Ruiz, R. (1983): “Panorama de la arqueología medieval de los valles alto y medio del Vinalopó (Alicante)”, Lucentum, II, pp. 349-383, Universidad de Alicante, Alicante.
Navarro Poveda, C. (1988): Petrer islámico, Ayuntamiento de Petrer.

SITUACION: Yacimiento arqueológico situado en la zona montañosa del término municipal de Petrer, concretamente en la partida de Rabosa. Junto con la Silla cierran por el este el pequeño valle de l’Almadrava, controlando el paso hacia el litoral por Agost, en dirección oeste, el valle tiene su salida por la rambla de Puça, que a su vez lo pone en comunicación con la población de Petrer y con el valle Medio del Vinalopó. Esta situación convierte a Castellarets en un punto eminentemente estratégico al estar visualmente comunicado con los castillos de Alicante, Petrer y el valle del Vinalopó.

ACCESO: Su acceso se realiza por el camino de la Almadraba y por la partida de Rabosa.

RESTOS: El yacimiento posiblemente conserve intactos los niveles arqueológicos, apreciándose restos de una posible línea de muralla en el flanco norte, única zona que no tiene defensa natural.

HISTORIA: Se han recuperado materiales arqueológicos procedentes de prospecciones y sondeos realizados en la década de los sesenta y setenta por el Grupo Arqueológico Petrerense, después denominado Grupo Arqueológico “Dámaso Navarro”, que dan una cronología al yacimiento del periodo tardorromano (a partir del siglo V dC.) y del periodo califal-taifal (finales s. X – principios s. XI)

CURIOSIDADES: ---
_____